China afirmó que tendrá cero tolerancia con las «actividades separatistas» en Taiwán e insistió en que retomará la isla por la fuerza si fuera necesario, según un libro blanco divulgado el miércoles.
«La Cuestión de Taiwan y la Reunificación de China en la Nueva Era», publicado por la Oficina de Asuntos de Taiwán del Consejo de Estado chino, expone la manera en que Pekín pretende combinar incentivos económicos y presión militar para conseguir su objetivo.
«Estamos listos para crear un vasto espacio para la reunificación pacífica, pero no dejaremos lugar para actividades separatistas de ningún tipo», afirma el libro blanco.
La advertencia de Pekín se da luego de varios días de maniobras militares chinas alrededor de Taiwán, realizadas en respuesta a la visita a Taipéi de la presidente de la Cámara de Representantes de Estados Unidos, Nancy Pelosi.
La legisladora se convirtió la semana pasada en la máxima autoridad estadunidense en visitar la isla en décadas, pese a la amenaza de represalias de China, que busca mantener a Taipéi aislada del escenario mundial.
«Trabajaremos con la mayor sinceridad y haremos todo lo posible para lograr la reunificación pacífica. Pero no renunciaremos al uso de la fuerza y nos reservamos la opción de tomar todas las medidas necesarias», destaca el documento.
«Esto es para protegernos contra la injerencia externa y todas las actividades separatistas. De ninguna manera tiene como objetivo a nuestros compatriotas chinos en Taiwan. El uso de la fuerza será el último recurso tomado en circunstancias apremiantes», agrega.
China y Taiwán viven separadas de hecho desde 1949, cuando las fuerzas comunistas de Mao Zedong se impusieron en la guerra civil china sobre las tropas nacionalistas, que se refugiaron en la isla.
La última vez que China publicó un libro blanco sobre Taiwán fue en 2000.
El nuevo documento se publicó el mismo día en que un alto dirigente de la oposicion taiwanesa viajó a China para reunirse con empresarios taiwaneses, pese a que Taipéi le había pedido cancelar el viaje.
Andrew Hsia, vicepresidente del partido Kuomingtang, que se opone a las tendencias independentistas de la isla y preconiza relaciones pragmáticas con Pekín, realizó la visita a título personal.
Pero la presidenta taiwanesa Tsai Ing-wen lo criticó duramente por cruzar el estrecho de Taiwán en momentos que China realiza las maniobras en torno a la isla, de 23 millones de habitantes.
Esta visita «envía un mensaje erróneo a la comunidad internacional», afirmó.
Desde la década de 1990, Taiwán pasó de ser una autocracia a una democracia bien establecida y ha visto la emergencia de una identidad taiwanesa particular.
Las relaciones entre las dos partes se han deteriorado desde 2016, cuando llegó al poder la actual presidenta Tsai, del Partido Progresista Democrático, que no considera a Taiwán como parte de China.
Su plataforma calza con la definición de lo que China califica como separatismo taiwanés.