Ante el inminente término de los periodos de gobierno tanto en EU como en México, presentamos un balance de los resultados económicos en ambos países, comparándolos contra sus antecesores, partiendo del inicio de la posguerra a la fecha.
Tomando como parámetro principal el PIB, el periodo Biden queda en quinto lugar en relación a trece presidentes anteriores al crecer en promedio en 3.1 por ciento anual, crecimiento que es la media lograda por los últimos 14 presidentes, pero muy por arriba de su predecesor Trump, cuyo crecimiento promedio se ubicó en 2.1 por ciento por la contracción económica que se tuvo en la pandemia.
En la muestra destaca el altísimo desarrollo logrado en el periodo truncado de John F. Kennedy, con 5.4 por ciento de crecimiento anual, seguido por el presidente sucesor Lyndon B. Johnson, con 5.2 por ciento anual promedio.
El tercer puesto lo ocupa el presidente William Clinton, con un 3.7 por ciento anual, con lo cual se logró un ciclo muy largo, de más de diez años, de sólida expansión, con baja inflación. Al final de su mandato las finanzas públicas presentaban un superávit de más de 200 mil millones de dólares.
Después empatan con un 3.4 por ciento de promedio de crecimiento los periodos de Jimmy Carter y de Donald Reagan. Los peores resultados los tienen los presidentes Obama (2.2 por ciento), Trump (2.1 por ciento) y los Bush (papá, con 2.0 por ciento e hijo, con 1.8 por ciento) que se colocan como los 4 presidentes con más bajo crecimiento.
Biden no sale bien librado en el manejo de las finanzas públicas, al cerrar su mandato con un déficit fiscal del 7 por ciento del PIB, y en su periodo la inflación de las más altas como resultado de la pandemia.
Volteando a México, arrancando con Ruiz Cortines, para hacer comparable el periodo con el que hemos revisado en EU, el crecimiento promedio es del 3.8 por ciento, que no se ve tan mal, comparado con el 3.1 por ciento de Estados Unidos. Lo que sucede es que el promedio del crecimiento en los sexenios de Ruíz Cortinez, López Mateos, Díaz Ordaz, Echeverría y López Portillo es del 6.2 por ciento. De ahí en adelante el promedio hasta Peña Nieto era del 2.2 por ciento anual.
La administración de Miguel de la Madrid se ubica como el sexenio de menor crecimiento en la serie, 0.3 por ciento anual promedio, pero hay que considerar que De la Madrid heredó una economía en ruinas, con un gobierno que “defauleó” la deuda externa, con una banca quebrada, recién estatizada, con control de cambios, hiperinflación, sin reservas internacionales, y un déficit fiscal para el primer año de gobierno que llegó al 17 por ciento del PIB. A él le tocó la decisión de entrar al GATT y de dar el “golpe de timón” hacia la racionalidad.
El sexenio que termina, se convierte en el más bajo de la historia, con un promedio de alrededor del 0.8 por ciento anual, pero con la gran diferencia de que el mandato inició con diversos fondos de contingencia que se agotaron, con una mayoría relativa en el Congreso que le permitió gobernar con cierta holgura, con un nivel de deuda a PIB de solo el 43 por ciento, con el T-MEC, con una reforma energética que prometía un flujo de inversión privada impresionante, con un proyecto aeroportuario de primer mundo, con un muy amplio nivel de confianza económica, con democracia e instituciones reguladoras autónomas. Si bien a este sexenio le tocó la pandemia, a otros presidentes les tocó la crisis hipotecaria mundial, o heredar la crisis financiera (efecto tequila), o el crack del Nasdaq, o el evento de las Torres Gemelas, y al final supieron resolverlo.
En inflación, el sexenio va a reportar un promedio cercano al 5.13 por ciento anual, lo que lo pone debajo de la media del periodo de 16.65 por ciento anual, pero es la más alta de los últimos 4 sexenios.
En las finanzas públicas y endeudamiento, también queda dentro de las peores administraciones, al cerrar con un déficit del 6 por ciento/PIB, y al haber subido la deuda en relación al PIB del 43.6 por ciento al 50.2 por ciento.
Hay logros en los salarios y en el empleo; tanto en el salario mínimo (121.8 por ciento) como en la masa salarial (41.3 por ciento), subieron de manera importante en el sexenio. El rezago acumulado en décadas era francamente criminal. La tasa de desempleo del 2.7 por ciento vigente, que parece un muy buen dato, se opaca con el incremento de la economía informal. Es decir tenemos empleos, pero de menor calidad.
En el comparativo con Estados Unidos, es evidente que algo estamos haciendo mal para crecer menos que nuestro principal socio comercial. De 1982 a la fecha, Estados Unidos crece a un promedio del 2.6 por ciento y México, en 2.0 por ciento, incluyendo el último sexenio de AMLO.