Un repunte sorpresivo de migrantes centroamericanos en Texas detonó las alarmas en la administración del presidente Joe Biden ante la posibilidad de una nueva emergencia migratoria, por lo cual puso en marcha conversaciones con México.
Desde el pasado fin de semana, a diario han pasado alrededor de 2 mil 500 migrantes de Ciudad Juárez a El Paso, Texas, según estimaciones de la Patrulla Fronteriza.
El secretario de Seguridad Nacional, Alejandro Mayorkas, visitó la zona e indicó que está en discusiones con el gobierno mexicano para tratar de evitar éxodos similares. “Hemos estado hablando con nuestros socios en un contexto bilateral y multilateral; un desafío regional requiere asociación y una solución regional”.
El repunte tiene lugar en vísperas de que se cumpla la orden de un juez de suspender el Título 42, reliquia de la era Trump, que permitió a las autoridades migratorias rechazar el ingreso a más de 2.5 millones de migrantes y solicitantes potenciales de asilo, ante la emergencia por COVID.
Aunque la administración Biden pidió a una corte federal que la aplicación del Título 42 se extienda hasta que tenga listos nuevos centros de procesamiento de migrantes, hasta el momento el fallo de la corte no ha sido reconsiderado oficialmente.
Los legisladores no están satisfechos con la respuesta de Biden. “La cantidad alta de migrantes que llegan diariamente a El Paso ha creado una tensión sin precedentes en nuestra comunidad y requiere muchos más recursos federales, así como una respuesta más amplia”, dijo la demócrata Verónica Escobar.
Por otra parte, Reuters reportó que el testimonio de nueve migrantes sugiere que hubo secuestros durante varios días en Durango, donde las personas fueron llevadas a lugares clave y retenidas contra su voluntad mientras se exigían rescates.
Los incidentes parecen comprender uno de los secuestros masivos más grandes conocidos en México en los últimos años, dijo Stephanie Leutert, experta en migración de la Universidad de Texas en Austin, de acuerdo con el reporte.