En la actualidad vemos por todos lados los famosos “antioxidantes”, sus innumerables beneficios y la necesidad de incluirlos en nuestra dieta; sin embargo, ¿son realmente útiles para nuestra salud o son únicamente un producto de moda pasajera? Si bien, su nombre se ha popularizado y su uso se ha vuelto casi obligatorio; es necesario comenzar por el entender que son los antioxidantes, como actúan y para que nos pueden ser útiles.
Para comenzar debemos saber que los antioxidantes son compuestos químicos que donan electrones –partículas con carga eléctrica negativa-, gracias a ello son capaces de retardar la oxidación de moléculas esenciales para nuestras células. Si bien el proceso de oxidación es normal durante el funcionamiento del organismo, en este proceso se producen radicales libres –que son los malos de la película–; el exceso de radicales libres en la célula genera el llamado estrés oxidativo, el cual altera el adecuado funcionamiento celular e induce daño a corto y largo plazo, y que se ha descrito como una posible causa del origen de enfermedades crónico/degenerativas.
Son múltiples los mecanismos mediante los cuales el estrés oxidativo provoca un mal funcionamiento en las células; sin embargo, sus efectos negativos pueden verse reflejados al interferir con el funcionamiento adecuado de las mitocondrias (los organelos encargados de producir la energía), la producción de interleucinas (proteínas que promueven inflamación), así como generar daño en las células e incluso inducir apoptosis (la muerte de la célula).
Una manera sencilla de reducir los niveles de estrés oxidativo es aumentar los antioxidantes en nuestro organismo. Es importante tener en mente que el cuerpo produce antioxidantes dentro el cuerpo, pero en ocasiones no son suficientes para contrarrestar el estrés oxidativo. Por ello es recomendable consumir plantas, frutas, pescados y semillas, que tengan un alto contenido de antioxidantes, como los carotenoides (sustancias que dan la coloración amarilla/rojiza a flores y frutos), los compuestos fenólicos (dan el color oscuro al café, té y chocolate y generan la sensación de energía al consumirlos) y las vitaminas – que desde niños nos dicen son buenas-. Otra alternativa para obtener los antioxidantes es el consumir complementos alimenticios en los cuales uno o más antioxidantes están concentrados en cantidades adecuadas para nuestro cuerpo.
Directamente en cuestiones de la salud, se ha reportado que los antioxidantes poseen efectos terapéuticos en el tratamiento de diversos padecimientos relacionados con los radicales libres y el estrés oxidativo. Ejemplo de sus efectos terapéuticos, son los reportados en diversos artículos científicos en los cuales la suplementación de antioxidantes a pacientes enfermos han mejorado procesos de inflamación, mostrando una reducción de la progresión de las enfermedades cardiovasculares –relacionadas con el corazón y los vasos sanguíneos-, controlando la expansión e invasión del cáncer, promoviendo una mejora en el metabolismo de las grasas e incluso disminuyendo la posibilidad de desarrollar diabetes tipo dos.
Recientemente, debido a la complejidad e importancia de la pandemia que acabamos de pasar, se han publicado múltiples artículos científicos en donde se describen casos de pacientes con la enfermedad por coronavirus 2019 (COVID-19) en la cual se determinan los efectos benéficos de los antioxidantes ante esta enfermedad. En dichos trabajos se reportó que los pacientes suplementados tanto con vitamina C y D, así como el selenio y el zinc, redujeron la inflamación pulmonar, la infección bacteriana, la necesidad de ventilación asistida, la gravedad de la enfermedad y la mortandad; a su vez los pacientes incrementaron la tasa de curación y la sobrevivencia, lo que representa a la suplementación de los antioxidantes como un coadyuvante importante para el tratamiento del COVID ya sea durante y posterior al cuadro clínico de la infección.
Por otra parte, estudios realizados en el Laboratorio de Reprogramación Celular y Bioingeniería de Tejidos del Centro de Investigación y Asistencia del Estado de Jalisco (CIATEJ), demostraron que la adición de una combinación de antioxidantes -coenzima Q10 y resveratrol- en cultivos de células humanas, redujo el estrés oxidativo e incrementó el número de células saludables en comparación con aquellas que no se les adicionaron antioxidantes. Adicionalmente, la aplicación de antioxidantes, a cultivos de células neurales humanas, disminuyó el daño causado por estrés oxidativo -similar al que se da en las enfermedades como el Parkinson y el Alzheimer- efecto que no se observó en células sin el tratamiento con antioxidantes.
En conjunto, estos hallazgos permiten tomar en consideración a los antioxidantes como un complemento a los tratamientos empleados en la actualidad, lo que representa una alternativa terapéutica tanto para la prevención de un daño futuro, así como un posible coadyuvante en la mitigación del daño durante el curso de las enfermedades crónicas degenerativas. Por lo cual, recientemente, se han diseñado y comercializados productos que contienen la combinación de antioxidantes en cantidades específicas para obtener los efectos positivos de estos.
Si bien existen diversos estudios que han demostrado efectos positivos particulares al ser empleados como complemento en el tratamiento de enfermedades crónico-degenerativas y el cáncer. Es necesario realizar más estudios que permitan dar seguimiento al tratamiento de las enfermedades a largo plazo, para poder tener una postura contundente ante los antioxidantes como opción terapéutica.
No queda más que mantenerse atentos a los estudios que sean desarrollados en un futuro e incorporar el consumo de antioxidantes a nuestra vida diaria -que seguro no nos hace mal- Mientras tanto, no permitamos que el estrés ya sea oxidativo o de la vida cotidiana nos sorprenda.
* Laboratorio de Reprogramación Celular y Bioingeniería de Tejidos
Centro de Investigación y Asistencia en Tecnología y Diseño del Estado de Jalisco AC (CIATEJ)