Gareth Bale, flamante estrella de Gales y considerado hasta hace unos años el fichaje más caro en la historia del futbol tras su paso por el Real Madrid, apagó el festejo anticipado de Estados Unidos en el estadio Al Rayyan y sentenció el empate 1-1 con un penal a los 82 minutos, con el que ambas naciones repartieron puntos en la primera jornada del Grupo B.
De vuelta en la Copa del Mundo, tras perderse la edición de Rusia 2018, los estadunidenses parecían tener en la bolsa su primera victoria, pero el defensor central Walker Zimmerman derribó a Bale por detrás, cuando éste estaba de espaldas al arco, y el árbitro qatarí Abdulrahmam Al Jassim señaló la falta.
Como tantas veces en su carrera, el llamado Expreso de Cardiff pidió la pelota y disparó a la izquierda del arquero, Matt Turner, para igualar los cartones y firmar su gol 41 en 109 partidos con la selección galesa, que no clasificaba desde 1958.
Los estadunidenses dominaron con autoridad los primeros 45 minutos y se pusieron al frente con la anotación de Tim Weah (36), hijo de George Weah –mítico jugador liberiano y actual presidente del país africano–, quien no perdonó tras ser habilitado por Christian Pulisic.
Gales mejoró ostensiblemente después del descanso, haciendo méritos para evitar la derrota con una defensa sólida y un ataque cada vez más peligroso. “Nuestro segundo tiempo fue fantástico”, reconoció Bale al final del encuentro; “teníamos que sacarlo adelante por nuestro país, siempre perseveramos”.
Estados Unidos salió al campo con 10 jugadores que militan en clubes de Europa, algo inédito en su historia mundialista. El único elemento de la MLS fue Zimmerman. Como reflejo del proceso de renovación en la selección del equipo de las barras y las estrellas, DeAndre Yedlin es el único con experiencia previa en una Copa.
“Lo más importante es que no perdimos”, consideró Weah; “se sacó el empate y ahora toca concentrarse en el próximo partido (ante Inglaterra). No he podido mirar aún mi teléfono pero sé que mi padre estuvo aquí esta noche, el gol es para toda mi familia”.
Con 22 años, el delantero del Lille francés forma parte de la nueva camada estadunidense, el segundo equipo más joven de la justa.
“Fue un partido muy reñido, pero lo dejamos todo”, indicó el técnico de Estados Unidos, Gregg Berhalter; “diría que Gales fue muy directo en la segunda parte y nos lo hicieron difícil con tantas oportunidades claras de gol. Aún así, supimos manejar la presión. No es el fin del mundo.”
La siguiente jornada será crucial para las aspiraciones de ambos equipos. Los de Berhalter se miden contra los ingleses, líderes del Grupo B y serios aspirantes a levantar el trofeo, los galeses chocarán con Irán, que se ubica en el fondo, tras la goleada por 6-2 en su presentación.