Después de la toma de posesión de la presidenta Claudia Sheinbaum pareciera que a todos nos urge saber si va a ser igual o no a su predecesor, ríos de tinta han corrido tratando de analizar sus primeras acciones y compararla con Andrés Manuel. Incluso el fuego amigo más radical en Morena duda que pueda llenar los zapatos del expresidente ¿Pero esto es así?
Definitivamente ciertos grupos de izquierda están tan radicalizados que cualquier conducta con un poco de sentido común y racionalidad les va a parecer una conquista de la derecha. Pero basados en los números y datos que tanto odian los más obtusos radicales, podemos afirmar que finalizado el sexenio de AMLO hoy tenemos un país con más pobreza extrema, se pasó de 8.7 a 9.1 millones de personas en esta condición. También estamos más endeudados que en 2018, de hecho, en números absolutos nunca en nuestra historia habíamos debido tanto como en este sexenio, con 6.6 billones de pesos, a lo cual hay que agregar que tenemos el crecimiento más bajo de los últimos seis presidentes, con el PIB en 1.1 por ciento sexenal.
Además, nuestro sistema de salud público dejó de atender a cerca de 20 millones de personas y se suspendieron servicios esenciales de enfermedades catastróficas, por ejemplo, se dejó de atender el 97 por ciento de los casos de cáncer y se le quitaron 157 mil millones al sector salud. Este sexenio también fue mucho más violento que el de cualquier otro presidente desde la Revolución Mexicana, con casi 200 mil muertos, donde contrasta un ejército lleno de dinero, pero con las manos atadas para defender a los ciudadanos.
Todo lo anterior, sin hablar de la pérdida de libertades y contrapesos, nos ayuda a responder a la pregunta: ¿Claudia puede hacerlo mejor que AMLO? La respuesta es SÍ. Y no está tan difícil, solo tiene que ponerse a trabajar y dejar de lado los discursos pendencieros de su predecesor. A fin de cuentas, nuestra presidenta tiene una mucho mejor formación académica y estructura mental que López, eso ya debería ser un avance para poner orden en una estructura burocrática llena de personajes igual de mediocres y resentidos que el anterior mandamás.
Quizás el que podamos avanzar en el tema de seguridad ya sería mucho, ahí es por donde hay que empezar, todo lo demás se puede ir acomodando, pero la tranquilidad de salir a nuestras calles sin el temor a terminar muertos es, sin duda, uno de los mayores retos para esta administración que viene arrastrando el desastre que dejó la política del contubernio institucional encarnada en la frase “abrazos, no balazos”. Hasta el momento la nueva titular del ejecutivo no parece tener la intención de continuar con este absurdo que solo ha traído más sangre y dolor a nuestro país.
Finalmente, otro punto importante es el de hablar de una urgente reconciliación nacional que empieza reconociendo que se gobierna para todos los mexicanos y donde la propia oposición debe recordar que todos estamos en el mismo barco y queremos que siga a flote. Debe haber más y mejor comunicación. No porque nuestra presidenta pueda hacer lo que quiera con el enorme poder que tiene, quiere decir que deba hacer cualquier cosa.
Esperemos que el sentido común y el bien común sean lo que distinga a esta nueva administración.
En otras latitudes digitales…
Dicen los cercanos a Clara Brugada que la nueva jefa de gobierno, además de haber hecho una entrada a la ciudad digna de un Papa, con desfile en coche descapotable y todo, también se hace llamar “doctora” por sus colaboradores, a pesar de que solo cuenta con estudios de licenciatura… Y nosotros hablando de llenar los zapatos de los predecesores.