Pino ayacahuite, abeto u oyamel, ciprés o cedro blanco, ahuehuete, aile y tepozán son las seis especies arbóreas identificadas, hasta ahora, en la colección arqueológica de madera del Proyecto Templo Mayor (PTM), del Instituto Nacional de Antropología e Historia (INAH), institución de la Secretaría de Cultura del Gobierno de México, y con las cuales en tiempos prehispánicos se elaboraron una variedad de objetos, en su mayoría representaciones de deidades como Tláloc y de sus insignias.
Como afirma el director del PTM, Leonardo López Luján, con el hallazgo en 2006 del monolito de la diosa de la tierra, Tlaltecuhtli, empezaron a desvelarse cajas del tiempo que contienen los símbolos del cosmos de la cultura mexica, mediante los cuales, luego de su conservación y estudio exhaustivos, los investigadores se han aproximado como nunca antes a sus significados. La profusión de las ofrendas se debe a que se han hallado distribuidas al pie del Huei Teocalli, un espacio consagrado.
En el caso de los objetos de madera se ha logrado recuperar un acervo único, en términos cuantitativos y cualitativos, de 2 mil 550 piezas, clasificadas por su función en: dardos, lanzadardos, pectorales, pendientes, máscaras, ornamentos, orejeras, cetros, jarras Tláloc, tocados, una representación de flor y otra de hueso. Del corpus destacan los elementos extraídos de los depósitos rituales 120, 125, 126, 136 y 141, posiblemente, los mejor preservados al encontrarse sellados con lajas de piedra y argamasa de cal.
El rescate de estos restos orgánicos es una proeza en sí misma, la cual, en la última década, ha recaído en las restauradoras del Museo del Templo Mayor (MTM) y del PTM, María Barajas Rocha y Adriana Sanromán Peyron, quienes intervienen simultáneamente a la excavación de estos contextos hallados en condiciones de máxima humedad y, algunas veces, anegados.