Que el 25% de los jóvenes tenga desórdenes alimenticios, representa una estadística preocupante y significativa en la salud mental y física de la comunidad juvenil.
De acuerdo con el nutriólogo José Eduardo Otáñez, en una entrevista para Gaceta UNAM, las cifras probablemente aumentaron por la pandemia, además de que la mayor parte de los casos está relacionada con un problema mental.
Los desórdenes alimenticios, como la anorexia, bulimia y el trastorno por atracón, pueden tener consecuencias graves y a largo plazo si no se tratan adecuadamente.
Menciona que las mujeres jóvenes son las más afectadas, aunque últimamente ha habido un incremento en las menores de 12 años.
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Algunos factores que contribuyen a los desórdenes alimenticios
De acuerdo con Otáñez, los trastornos de la conducta alimentaria (TCA) no solo responden a un único factor.
- Factores socioculturales. La presión social para ajustarse a ciertos estándares de belleza puede influir en la percepción corporal de los jóvenes.
- Factores psicológicos. La baja autoestima, la depresión, la ansiedad y el perfeccionismo pueden aumentar el riesgo de desarrollar desórdenes alimenticios.
- Factores familiares. Los estilos de crianza extrema, estricta y limitante pueden desempeñar un papel importante.
La falta de seguros de salud que cubran los TCA en México es otro elemento que incide de forma negativa, cuando en otros países sí se tiene esta cobertura, abunda el especialista.
Muy pocas veces los pacientes se encuentran conscientes de sus padecimientos, lo que dificulta la detección temprana.
La prevención y el tratamiento de los desórdenes alimenticios
Otáñez indica que las soluciones también deben venir desde distintos frentes, con la participación de especialistas de diferentes disciplinas, desde psicólogos hasta nefrólogos.
- Educación. Programas educativos que promuevan una imagen corporal positiva y una relación saludable con la comida.
- Apoyo psicológico. Terapia y otras formas de apoyo psicológico pueden ser efectivas en el tratamiento de los desórdenes.
- Intervenciones médicas. En casos severos, puede ser necesario el tratamiento médico y la hospitalización.
Hay que saber identificar nuestros patrones de alimentación y reconocer cuando no están siendo adecuados. Debemos procurar mantener un estilo de vida saludable y equilibrado en lo que hacemos, ya que los excesos o las ausencias nos pueden llevar a esos trastornos en cualquier edad.
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Author: Cristina Aragón