El impresionismo de Monet y el azul de Klein salen a subasta en Londres

El puente londinense de Waterloo fue una de las obsesiones del impresionista francés Claude Monet durante su estancia en Londres, entre 1899 y 1904, quien desde su balcón del hotel Savoy se empeñó en captarlo 41 veces con matices de luz distintas. Ahora, uno de esos cuadros que pintó al amanecer, «Waterloo bridge, Effet de Brume», formará parte los grandes atractivos de la subasta de la casa Christie’s el próximo 28 de junio.

Entre una mezcla ecléctica de obras del siglo XX y XXI, la colección también destaca otra pintura del francés, «Nymphéas, temps gris», de 1907, que según el codirector de la subasta, Keith Gill, fue una de las que catapultó a Monet a la cúspide del mundo artístico francés e internacional, cuando la exhibió en 1909 en la galería parisina Durand-Ruel.

«La serie de Nymphéas realmente consolidó el nombre de Monet como el artista francés vivo más importante», señala a Efe el especialista en Impresionismo. «Hoy lo vemos como un artista increíblemente importante, muchísimos años tras su muerte, pero fue esta exposición de 1909 la que realmente lo ubicó en el mapa», apunta.

Ambas obras esperan superar los veinte millones de libras (23,2 millones de euros), en un momento en que Monet y especialmente su serie londinense están en boga en el mercado del arte, tras el récord de «Le Parlement, soleil couchant», con el Palacio de Westminster al ocaso, que se adjudicó por más de 70 millones de euros.

Durante su primera estancia en Londres, Monet pintaba cada día el puente de Waterloo y el de Charing Cross. Más tarde empezó a pintar también el Parlamento británico, desde el margen opuesto del río Támesis, donde se ubica el Hospital Santo Tomás.

«Pintaba el puente de Waterloo muy temprano por la mañana y la hora de comer. Aquí lo que podemos ver es una luz de primera hora, cuando tienes un estallido de luz amarilla saliendo de la izquierda, a través de la calima y la niebla que tanto caracterizaban Londres por aquel entonces», cuenta Gill.

OBRAS DE GRAN TAMAÑO

La obra «Anthropométrie de L’Époque Bleue»(1960) de Yves Klein preside la entrada de la muestra previa que hace la casa de remates, con sus tonos azulados de su color signatura -el azul Klein, registrado con copyright- y sus grandes dimensiones poco comunes en su obra, con más de tres metros de ancho y metro y medio de altura.

La técnica usada también es poco común: «Klein tenía modelos femeninas en su estudio a las que llamó ‘pinceles vivientes’», revela la codirectora de la subasta, Tessa Lord. «Se cubrían el cuerpo con pigmento y luego hacían una coreografía contra el papel», cuenta.

En el lienzo se pueden ver ocho figuras que dos modelos dejaron impresas en «una coreografía», «como si bailaran a través de la composición», en una serie de siluetas que «parece que estuvieran flotando en el espacio».

Algunas de esas pinturas con modelos femeninas desnudas se hicieron a la vista del público, como la de la Galería Internacional de Arte Contemporáneo de París y, a pesar de tener pocos testigos, Klein se labró una fama de «provocador» entre las clases acomodadas francesas.

Asimismo, en la céntrica plaza de St James se erige la obra más grande de la muestra, con sus cuatro metros de alto: «Balloon Monkey (Magenta)». Se trata de una de las icónicas esculturas de Jeff Koon’s que alude a un mono hecho con globoflexia.

Sus millonarios propietarios, el matrimonio ucraniano Pinchuk, quieren subastar la obra para recaudar fondos para ayuda humanitaria a Ucrania, que esperan superar los 6 millones de libras (alrededor de 7 millones de euros).

La Crónica