Ojalá que no ocurra, si lo que queremos es que la democracia persevere. Pero puede ocurrir la próxima semana, Donald Trump tiene una creciente posibilidad de ser electo nuevamente presidente de los Estados Unidos, el país más importante para México, guste o no.
Permitan esbozar un lado bueno de un escenario indeseado.
Reportes que he leído alertan sobre un gran riesgo para los mexicanos por esta causa. Nuestro país será el “más afectado” ante una posible victoria del republicano:
Aranceles a los coches, el cierre de la frontera, barreras a la inmigración… hay para llevar, escoja usted. El pánico va por autopista de cuota.
Conviene también hacer una pregunta en otro sentido: ¿Qué puede pasar con la economía en una súper potencia desregulada? ¿Libre de reglas? Va el contexto: Elon Musk es el nuevo patrocinador y asesor de Trump. Si ambos llegan a la Casa Blanca, ustedes pueden esperar la eliminación federal de reglas para un montón de industrias.
El término “políticamente correcto” será desvanecido en la relación de la gente con el gobierno.
Si unas tuercas para coches pueden ser usadas en cohetes espaciales, las usarán. Si los coches “autónomos” ya cuentan con tecnología suficiente, a la luz de las expectativas de Musk, ustedes van a ver coches sin conductor en todas las ciudades estadounidenses.
Solo en el párrafo anterior, observen dos industrias que hoy no están desarrolladas, pero están en el centro de la perspectiva de Musk, sobre lo que ya debería estar haciendo la humanidad. No en el futuro, hoy.
¿Quién va a fabricar y vender la tecnología y las piezas útiles para estas máquinas?
¿Quién lo hará ahora que, además, la Federal Aviation Administration autorizó la semana pasada las reglas para que un nuevo tipo de aeronaves sobrevuele las ciudades del país vecino? Drones de transporte de personas, de cosas; ambulancias aéreas… ya tienen reglas que establecen distancias, alturas y otras normas para su operación.
Hoy, distintas empresas ya venden desde México casi 10 mil millones de dólares mensuales de productos electrónicos que cruzan la frontera norte. Sin contar los coches.
Si la lógica aplica, estas compañías estarán en una gran posición para abastecer un mercado que demandará este tipo de productos para las actividades que entrarán en boga cuando la dupla Musk-Trump, pueda consolidarse.
¿Si Donald Trump es presidente, evitará que esas fábricas se instalen en México? ¿Provocará que todo se haga en Estados Unidos? Si no lo detiene la lógica, puede hacerlo la biología: a Estados Unidos le faltan hijos para completar los puestos de trabajo que hoy tiene abiertos en las fábricas. Los datos los aporta la Cámara de Comercio de los Estados Unidos (US Chamber):
Casi un 20 por ciento de las plazas laborales abiertas en la producción de bienes manufacturados, permanecían vacantes en septiembre. En servicios asociados a hoteles y restaurantes la cifra ronda el 25 por ciento.
¿Robots pueden hacer ese trabajo? El primero en fracasar con ese intento fue Musk, cuando instaló su primera planta de producción de Tesla. Sus sofisticadas máquinas tardaban una canción tratando de colocar cada “tapita” en sus coches. Terminaron desechadas bajo el sol y la lluvia, de acuerdo con la biografía del magnate escrita por Walter Isaacson.
Para surtir su nueva nación, Estados Unidos tendrá que recurrir a la “importación” de trabajadores o a la compra de insumos hechos en México, si no quiere traerlos de China.
Es la vía recomendada por la US Chamber, la más poderosa fuente de cabildeo en el mundo, que apoyó a los demócratas cuando ganó Joe Biden la presidencia y ahora se desvinculó de él precisamente en el interés de sus miembros de desregular la economía.
Trump y Musk parecen ir en el sentido en el que lo quieren las y los líderes empresariales de ese país. La posibilidad de su victoria es grande y la eventualidad de un acceso a una era de acelerado crecimiento económico regional es por esa razón, más factible.
A lo anterior se suma la expansión de la productividad provocada por la llegada de la inteligencia artificial ¿Estamos ingresando al camino de abundancia que anunció Peter Diamandis y su Singularity University?
En cualquier caso, si bien puede haber ventajas en los negocios, una eventual victoria de Trump traerá costos en lo social y en el futuro de la política mundial.