EU y Rusia abren otro frente entre la guerra

A unos días de la disputa por el derribo de un dron cerca de Crimea, Estados Unidos y Rusia encaran otro episodio en su tensa relación desde el estallido de la guerra en Ucrania, pues el Kremlin arrestó a un periodista estadounidense, a quien acusó de espionaje.

Medios de Moscú como Meduza alertaron que el Servicio Federal de Seguridad ruso (FSB, por sus siglas en inglés) detuvo a Evan Gershkovich en un restaurante de Ekaterimburgo bajo sospecha de entregar “secretos de Estado” a su gobierno justo a 400 días de la invasión, mientras testigos relataron que fue cubierto del rostro y trasladado en un vehículo oficial a un centro penitenciario, pues ese día se celebró su audiencia.

Ante las especulaciones, el vocero ruso, Dmitri Peskov, dijo que no hay suposiciones al aclarar que el reportero del diario The Wall Street Journal (WSJ) fue atrapado in fraganti cuando vigilaba en un complejo militar ruso, hecho que constituye un agravio para el Estado.

De inmediato el diario aludido y la Casa Blanca desmintieron las acusaciones contra el ciudadano de 31 años, al dejar en evidencia una posible represalia, pues éste cubría desde hace seis años eventos en Moscú y recientemente se enfocó en el grupo de mercenarios Wagner, liderado por Yevgeny Prigozhin, un fuerte aliado de Vladimir Putin.

“WSJ niega enérgicamente las acusaciones y exige la liberación inmediata”, externó el diario al corroborar la identidad de quien enfrentaría 20 años de prisión si Rusia ratifica esas supuestas actividades ilegales, pues es el primer integrante del gremio extranjero detenido por estos cargos desde los 80 y el primero desde la caída de la Unión Soviética.

Incluso, sus colegas resaltaron su labor y precisaron que en su última publicación, esta misma semana, aludió al fuerte golpe económico que ha significado la guerra para el invasor.

En tanto, el Departamento de Estado salió en defensa de Gershkovich al desmentir un espionaje, mientras que la Casa Blanca condenó su aprehensión y ofreció apoyo al medio de comunicación y a su familia, mientras surgen sospechas de que el golpe ruso tiene la intención de forzar un intercambio de prisioneros como ocurrió en diciembre pasado cuando la gestión de Joe Biden logró la liberación de la basquetbolista estadounidense Brittney Griner.

Y EU aumentó las críticas contra ese régimen al recordar que organizaciones globales repudian su marcada represión contra el periodismo, pues el Kremlin creó leyes para detener a reporteros y desaparecer medios rivales que difundan “información falsa”, como llaman a las afrentas a las Fuerzas Armadas y la operación militar en Ucrania.

Ante esta escalada que pone en riesgo a cualquier estadounidense en ese territorio, sin importar su profesión, el secretario de Estado, Antony Blinken, instó a los connacionales a abandonar de inmediato Rusia, pues podrían ser detenidos por éste u otros delitos. Y pidió a quienes pese al riesgo desean mantenerse allá estar alerta de cualquier peligro y en contacto permanente con el consulado.

Pese a este nuevo capítulo de confrontación, Moscú mantiene la mira en sus objetivos territoriales y redobla sus estrategias para garantizar el triunfo. Se confirmó que alista el reclutamiento de 400 mil soldados para contrarrestar las bajas sufridas en el campo de batalla —200 mil, según el ejército ucraniano— y refuerza sus ataques en puntos clave como Bajmut, en donde ven una puerta a la victoria, luego de que los defensores admitieran esta misma semana que podrían perder su control.

Sin embargo, el presidente ucraniano, Volodimir Zelenski, dijo que no desisten en su lucha, muchos menos después de superar “los días más aterradores”.

La Razón