Los grupos de los extremos en Francia, que siguen en representación legislativa a la coalición gubernamental, buscan evidenciar la derrota electoral del presidente Emmanuel Macron, pues además de obstaculizar el camino de sus reformas, el izquierdista Jean-Luc Mélenchon alista una moción de censura contra el líder de la alianza Juntos.
A casi 24 horas de que el mandatario perdiera la mayoría absoluta tras la segunda vuelta, el también exaspirante presidencial y ahora líder de la alianza NUPES (de izquierda, socialistas, comunistas y verdes) sostuvo que el próximo 5 de julio promoverá esta acción antes de que se constituya oficialmente el nuevo Parlamento.
Lo que avecina el escenario complejo de los próximos cinco años para los centroderechistas, con al menos dos bloques frenando sus pasos legislativos.
Pese al intento adelantado, rechazan que avance la medida, pues la coalición no tiene los votos necesarios para fracturar al gobierno actual, pero ejerce presión sobre aliados como la primera ministra, Élisabeth Borne, para que renuncie por el fracaso de perder hasta 100 escaños de los que tenía en el primer mandato.
Incluso, aliados de este bloque, que de mantenerse unidos serán la segunda fuerza en la Asamblea Nacional con 131 lugares, dan visos de diferencias antes de llegar al cargo. El líder de los socialistas, Olivier Faure, dijo que su sector no estuvo de acuerdo en este intento de moción, por lo que habría menos votos de los que espera Mélenchon.
Y para garantizar su fuerza, los del izquierdista no descartan una alianza con otras bancadas para elevar el rechazo a las medidas de Macron y afianzarse sobre la extrema derecha de Marine Le Pen.
En tanto, la ultranacionalista y rival presidencial de Macron en dos ocasiones, quien consiguió su mayor victoria con su primera bancada, aseveró que bloqueará todas las reformas del presidente, a quien ve como un líder minoritario, luego de que se quedara a más de 40 puestos de mantener la mayoría necesaria para sacar cualquier proyecto.
Le Pen justificó que no se trata de oponerse sólo porque sí, sino de defender a la población de los cambios polémicos que plantea el mandatario, entre los que destaca el retraso de hasta tres para pensionarse, tema por el que el gobierno ya anticipa negociaciones. Además, su grupo va por temas de seguridad y un mayor control en la migración.
Y ratificó que una de sus prioridades será afianzar a la Agrupación Nacional como la principal oposición.
Luego de reconocer que sus cálculos daban un máximo de hasta 60 lugares, mismos que sobrepasaron, señaló que aunque la coalición de izquierda cuenta con más escaños que los suyos, al final se dividirán en los grupos que son, pues lo ve como una plataforma electoral, a la que se sumaron para tratar de arrebatar la mayoría a Macron, pero en las iniciativas se destaparán las diferencias, mismas que ya se notan antes de arrancar.
En tanto, todas las fuerzas y líderes ya mueven sus fichas para adelantar negociaciones antes de instalar la nueva Asamblea y aunque los de Macron apostaban por la derecha de Los Republicanos, aún no hay nada confirmado.
Y es que con sus más de 60 parlamentarios podrían alcanzar la mayoría absoluta necesaria. No obstante, el dirigente de ese sector, Christian Jacob, ya toma distancia de la coalición Juntos al responsabilizar al mandatario de haber fracturado al país y advertir que no hay vía para firmar un posible acuerdo.
En la pelea por ser la segunda fuerza legislativa destaca que ésta podrá reclamar la presidencia de la Comisión de Finanzas, una gran herramienta para poder forzar los acuerdos con el gobierno o algunas concesiones.