El insuperable sentido del espectáculo de la política estadounidense alcanza su apoteosis en las convenciones de los partidos. Que una sucesión de discursos sirva de retransmisión televisiva en horario de máxima audiencia requiere ritmo, dramatismo y golpes de efecto. La sorpresa de la noche del miércoles fue Oprah Winfrey, la estrella de la televisión, una de las mujeres negras más famosas de Estados Unidos —si es que no la más de todas—, que dio un emotivo discurso. Otra leyenda del espectáculo, el músico Stevie Wonder, actuó en directo. Ambos pidieron el voto para Kamala Harris. Otros artistas aparecieron sobre el escenario, mientras se especula con la posibilidad de que en la última jornada la sorpresa sea Beyoncé, cuya canción Freedom se ha convertido en el himno de campaña de Harris.
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