El fiscal de Estados Unidos, Merrick Garland, confirmó que él autorizó la petición para catear la residencia del expresidente Donald Trump en Mar-a-Lago y ante el interés nacional solicitó a un juez hacer pública dicha orden, que horas después se supo era exclusivamente por documentos nucleares.
A tres días de que comenzaran los reclamos, amagos de actuar en su contra como principal responsable del allanamiento y presiones de legisladores, el titular del Departamento de Justicia rompió el silencio y ofreció una conferencia sobre la indagatoria en la que decomisaron 10 cajas de registros presidenciales.
De manera firme justificó la actuación de la dependencia a su cargo y de los agentes del FBI el pasado 8 de agosto, pues aseveró que, al tratarse de un tema de seguridad nacional requirió una evaluación a profundidad, misma que lo involucró personalmente.
Garland resaltó que el caso cobró mayor interés por tratarse del último exmandatario en el país, especialmente ante las interrogantes de una irrupción, hecho que lamentablemente también generó ataques, reconociendo su amplia participación en lo que Trump calificó de persecución política para bloquearlo de cara da 2024.
Horas después, el diario The Washington Post confirmó que la búsqueda se centró en documentos relacionados con armas nucleares. Fuentes consultadas por ese medio detallaron que se aceleró la revisión, pues se corría el riesgo de que éstos cayeran en manos equivocadas al no estar en poder del gobierno; no obstante, ni el fiscal ni la defensa de Trump fijaron un posicionamiento sobre esta nueva información.
Asimismo, se reveló que el Departamento de Justicia intentó por otras vías conseguir esos archivos, pues desde la primavera se pusieron en contacto con Trump y su defensa; incluso, lo citaron a declarar, sin lograr que accediera a tal acción, según información revelada por el diario The New York Times, lo que pone en duda los reclamos airados de sus abogados de que no hubo un aviso previo sobre este allanamiento.
En torno a este asunto CNN reveló que lo ocurrido el pasado 8 de agosto no fue la primera vez que personal de Justicia ingresó a la residencia de Florida, pues gente asociada al caso detalló a ese medio que en junio pasado ya habían buscado los papeles en cuestión.
En tanto, Garland se lanzó fuerte contra los críticos, “no me quedaré callado cuando su integridad es atacada injustamente”, dijo en referencia al personal de la agencia, lo que recuerda que esta semana arreciaron las amenazas de muerte en contra de los investigadores, del director del FBI, Christopher Wray, y también en su contra, pues ser parte de la indagatoria los colocó en el blanco de opositores y simpatizantes del republicano, pese a que optaron por no dar información al público.
El fiscal evitó dar detalles sobre el asunto al recordar que se trata de un asunto confidencial, argumentando que esperará a que se conozca la orden que derivó en el ingreso de hasta 30 oficiales en la mansión del republicano, quien desea competir por la presidencia otra vez.
Sin embargo, se desconoce el plazo en el que podría hacerse pública esta orden y las razones para investigar al exmandatario, caso en el que al menos dos de los hijos del magnate también fueron citados a declarar.
En medio de este asedio, se reportó que un hombre armado fue abatido por las autoridades luego de una persecución después de que intentara irrumpir en instalaciones del FBI en Cincinnati, Ohio. Medios estadounidenses dijeron desde temprana hora que el sujeto armado con un rifle AR-15 y una pistola de clavos se presentó en estas oficinas y accionó dicha herramienta.
El agresor, quien no fue identificado, huyó de la escena a bordo de un Ford Crown y tras una persecución se enfrentó a disparos con oficiales, hecho en el que finalmente fue abatido, de acuerdo con el teniente estatal de la Patrulla de Carreteras, Nathan Dennis.