Los tambores de guerra entre Israel y la milicia libanesa Hezbolá suenan cada vez con más fuerza. El Gobierno de Benjamín Netanyahu parece decidido a escalar significativamente el conflicto, como le piden los mandos militares, tras ocho meses de creciente ―pero todavía medido― fuego cruzado diario entre ambos bandos en paralelo a la invasión de Gaza. “Estamos preparados para una acción muy fuerte en el norte”, ha advertido el primer ministro este miércoles, durante una visita a la frontera.
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