Un bombardeo israelí en Siria ha causado este miércoles un número de víctimas casi inédito desde el inicio de la guerra en Gaza, en octubre de 2023: 46 muertos (al menos 22 de ellos extranjeros) y 50 heridos, según el Observatorio Sirio para los Derechos Humanos, con informadores en el terreno. La agencia estatal de noticias, Sana, que cita al Ministerio de Defensa del país árabe, cifra en 36 las víctimas mortales. El ataque aéreo, que golpeó varios edificios en la ciudad de Palmira, pone aún más de relieve la expansión israelí de sus ataques en Siria (casi convertidos ya en cotidianos) para impedir la llegada de armas a Hezbolá y asegurarse de que el régimen de Bachar el Asad seguirá limitándose a responder con retóricos comunicados de condena. Damasco suele, de hecho, rebajar u ocultar sus pérdidas en este tipo de ataques dirigidos contra Hezbolá, fuerzas iraníes y otros grupos armados próximos a Teherán. La aviación israelí los efectúa desde hace años, pero los ha incrementado notablemente desde la escalada en la región hace algo más de un año tras el ataque de Hamás en suelo israelí y, sobre todo, en las últimas semanas, en paralelo a la guerra abierta que Israel ha lanzado en el vecino Líbano.
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