Uno creería que Julio César Chávez, en carrera como boxeador profesional, no le tenía miedo a nada, sin embargo, el «Gran Campeón Mexicano» recordó uno de los momentos más duros que tuvo como pugilista y en donde más temor sintió.
El «César del Boxeo» tuvo en 1993 una de sus peleas más emblemáticas, la cual fue ante el estadounidense Greg Haugen, quien jamás había sido noqueado y estuvo diciendo que el récord del mexicano era impresionante debido a que peleaba con puros ‘taxistas’.
Julio Cesar Chavez stopped Greg Haugen in five rounds in Mexico City OTD in 1993. It was Chavez’s 10th defense of a junior welterweight world title and was attended by 132, 247 spectators. VC: TheFightFanForever pic.twitter.com/ZMGdjMWeYm
— Ringside Seat (@RingsideSeatMag) February 20, 2023
Cuando Chávez y Haugen se vieron las caras en el Estadio Azteca, el boxeador mexicano tenía miedo de noquearlo muy temprano en la pelea, ya que no quería que el publico del Coloso de Santa Úrsula lo abucheara.
«No quise noquearlo pronto por temor a que la gente me abucheara a mí más que a él. Se me complicó un poco por la altura (altitud de la Ciudad de México), pero me relajé y lo noqueé», le comentó Julio César Chávez a David Faitelson, periodista de ESPN.
Cabe recordar que el término «taxista» lo utilizaban los detractores de Julio César Chávez para referirse a peleadores que solo servía para aumentar el récord de victorias del púgil sinaloense. Decirle «taxista» a un boxeador es ofensivo y se asemeja a llamarlo «bulto».
Además, el excampeón del mundo en boxeo comentó que aquella velada fue histórica, aunque no quería pelear en el Estadio Azteca porque no creía que lo pudiera llenar, pues en ese entonces el inmueble tenía capacidad para poco más de 100 mil espectadores.
«Una noche mágica, algo increíble, histórico. Cuando me propusieron pelear en el Azteca me negué rotundamente porque yo me preguntaba cómo llenar el Estadio Azteca, pero acepté. Me llevé la sorpresa de mi vida, la gente respondió maravillosamente, eso va a quedar para la historia. Fue mucha presión para mí. Cuando llegué al Azteca y lo vi lleno me puse más nervioso por la gente que por Greg Haugen», aseguró.