“Nuestra vida es un infierno”, asegura Mario Brukman, un pizzero argentino de 67 años que, pese a todo, no piensa en regresar a su país de origen. Su testimonio, entre lágrimas que mezclan emoción y melancolía, refleja la espiral de violencia en la que se encuentra sumido Israel desde que él llegó en 1997 formando parte de un grupo de 340 familias. Brukman enumera uno tras otro los conflictos que le ha tocado sufrir: la segunda Intifada (2000-2005), la guerra de Líbano (2006), el “terrorismo”… “Todo se fue complicando, pero nada como la tensión de ahora”, recalca refiriéndose a la guerra que comenzó el 7 de octubre de 2023. Ese día “se abrieron las puertas del infierno”, describe apoyado en el mostrador.
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