Hasta ahora, la baba de juguete, también conocida como slime, se había usado para reproducir sonidos de pedos. Sin embargo, un equipo de científicos de la Universidad de Hong Kong (China) le ha dado una nueva utilidad. El proyecto, publicado en la revista Wiley Online Library, consiste en un robot parecido a una baba de juguete con propiedades magnéticas, controlado por campos magnéticos externos que se pueden programar. Se trata de un robot extremadamente blando, que puede introducirse en el cuerpo humano, moverse como lo hacía la famosa baba infantil, estirarse, comprimirse y moverse a voluntad del investigador, que podrá controlarla desde el exterior gracias a sus propiedades magnéticas.
Aquí puedes ver a Slime en acción
Slime puede pasar por lugares estrechos de solo 1’5 milímetros de diámetro, o por entornos acuosos o secos. Esta baba podría utilizarse tanto en electrónica como en biomedicina.
En electrónica, puede atrapar cables sueltos y unirlos, entre otras muchas utilidades. En biomedicina, una de las funciones que destacan los investigadores, es que podría atrapar objetos que se hayan tragado accidentalmente sin someterse a cirugía.
Las partículas magnéticas de la baba están cubiertas de silicona para que sean seguras para el cuerpo, pero aún no se ha comprobado si estas sustancias se escapan de la baba.
El robot está hecho de neodimio, hierro y boro (NdFeB) y bórax, que se usa para detergentes o pesticidas, más alcohol polivinilo (PVA) que tiene propiedades adhesivas.
Otras aplicaciones del magnetismo en la salud
No es la primera vez que los imanes se han pensado para utilizarlos en biomedicina. En 2017, la Universidad de Caen (Normandía) identificó una zona del cerebro que está relacionada con las alucinaciones auditivas provocadas por la esquizofrenia. Mediante estimulación magnética transcraneal, consiguieron reducir las alucinaciones dos semanas después de su aplicación.
Hace un año, la Universidad de Nantong (China) desarrolló un anticonceptivo masculino no invasivo basado en nanomateriales magnéticos. La investigación se llevó a cabo en ratones y consistía en una inyección de estos nanomateriales que llegaban al escroto guiados por imanes. Las nanopartículas aumentan la temperatura de los testículos hasta que se paraba la producción de espermatozoides durante un tiempo.