Andrés Manuel López Obrador cuenta que su partido, Morena, le salvó la vida. En 2007, a inicios del sexenio del panista Felipe Calderón, frente a quien perdió la elección presidencial del año anterior, López Obrador comenzó un recorrido para visitar cientos de comunidades del México profundo, un país cuya pobreza y miseria él intuía, pero no conocía de frente. Nacido en el caluroso Estado de Tabasco hace 70 años, el dirigente izquierdista cree que haberse sumergido en la dimensión desconocida mexicana, perderse del ojo público, le ayudó a “salir ileso del vendaval autoritario” que caracterizaba el sexenio de Calderón, según escribe en su último libro, ¡Gracias! “Mis giras a ras de tierra me salvaron; como me reunía en las plazas públicas con poca gente, creyeron que estaba liquidado y me dieron por muerto, políticamente hablando. Fue un milagro, porque no se ocuparon de mí, me dejaron trabajar y las visitas a los pueblos y regiones de México fueron aleccionadoras y fundamentales para el futuro de nuestro movimiento”. Ya desde entonces, el dirigente estaba dando forma a lo que, a la postre, se convertiría en su Movimiento de Regeneración Nacional (Morena), que primero fungió como una organización civil de multitudes y en 2014 obtuvo su registro como partido político para participar en elecciones.
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