Donald Trump siempre ha sido un estafador. Como empresario, dejó un rastro de inversores que perdieron dinero en empresas fallidas mientras él se beneficiaba, estudiantes que pagaron miles de euros por cursos inútiles, contratistas sin pagar y más. Incluso en medio de su actual campaña presidencial, ha estado vendiendo a precios excesivos zapatillas doradas y Biblias impresas en China.
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