El pasado viernes 2 de agosto, el Departamento del Trabajo de Estados Unidos reportó un avance de 114 mil empleos en la nómina no agrícola de julio, cifra significativamente menor a las 176 mil plazas esperadas por el consenso de analistas. Asimismo, las cifras de los meses anteriores se revisaron a la baja por alrededor de 100 mil puestos de trabajo. Efectivamente se registra un debilitamiento del mercado laboral norteamericano: entre enero y julio de este año, donde el aumento de la nómina no agrícola (1.42 millones de empleos) fue menor al que se reportó para el mismo periodo de 2023 (1.92 millones).
El lunes 5 de agosto, los mercados cayeron fuertemente ante la expectativa de una recesión económica en Estados Unidos que se detonó a raíz del débil dato de empleo. Adicionalmente, se descontó con una elevada probabilidad que el recorte en la tasa de interés de referencia de la Reserva Federal (FED) este próximo mes de septiembre será de 50 puntos base (pb) y no 25 pb como se esperaba hace una semana.
Desde el punto de vista de este autor, es probable que los inversionistas hayan mostrado una fuerte sobrerreacción. No hay elementos para pensar que el empleo vaya a caer en los siguiente meses. Menos si el más reciente comunicado de política monetaria de la FED hizo énfasis en una tasa de desempleo que, si bien ha aumentado, todavía permanece baja (4.3%).
El debilitamiento del mercado laboral NO implica que la economía norteamericana vaya a caer en recesión tal y como lo espera el mercado. Sólo implica que el crecimiento podría ser más moderado –y ligeramente positivo– durante los próximos trimestres. El consumo privado, el principal bastión de crecimiento para la economía norteamericana, podría continuar creciendo –sobre todo en la parte de servicios, impulso que ha sido confirmado por el ISM no manufacturero– gracias a la expansión del empleo y a una sólida riqueza de las familias (propiedades inmobiliarias, instrumentos financieros y fondos de pensiones, entre otros activos). Asimismo, el hecho que la FED comience a bajar su tasa de interés de referencia este año abre espacio para que la actividad económica pueda reactivarse a partir de 2025.
Aunado a lo anterior, los principales indicadores de recesión no sugieren que la economía en general caerá en los próximos doce meses. El índice de indicadores adelantados, uno de los principales índices de recesión en Estados Unidos, registra tasas anuales cada vez menos negativas. Otros indicadores tampoco han registrado los críticos niveles consistentes con recesiones del pasado. De hecho, la probabilidad de recesión que calcula Goldman Sachs pasó de 15% a 25% después del dato de empleo del viernes. Y esta misma institución asegura que, si bien hay un cambio de tendencia en el mercado laboral, en ningún momento se anticipa una caída de la actividad en general. En conferencia de prensa, el presidente de la FED aseveró la semana pasada que la economía norteamericana se mantiene firme con todo y el periodo de desaceleración por el cual atraviesa.
En el Departamento de Análisis de INVEX daremos seguimiento a los indicadores más relevantes para determinar hasta dónde podría frenarse el crecimiento del PIB de Estados Unidos, mismo que por ahora anticipamos en 2.1% para 2024 y 1.5% para 2025. Mantenemos la expectativa de que Estados Unidos evitará una recesión, más si el banco central inicia un ciclo de baja de tasas el próximo mes. De hecho, reiteramos la expectativa de un recorte de 25 pb en el intervalo objetivo de la tasa de interés de fondos federales en la reunión del 18 de septiembre y no de 50 pb como hoy lo estima el mercado.
Es probable que la sobrerreacción pase. Sobre todo, si los datos confirman que no hay tanta debilidad en la economía. Por otra parte, no descartamos que la actividad caiga si los mercados refuerzan la idea de una recesión de manera infundada y constante tal y como lo hacen ahora. Preocupa que de tanto insistir, los mercados desincentiven planes de producción o expansión de nómina entre las empresas de todos los sectores económicos.