Las galaxias expulsan materia hacia su entorno más próximo en forma de vientos galácticos, según un estudio publicado este miércoles por investigadores que observaron, por primera vez, ese fenómeno en una gran muestra de agrupaciones de estrellas.
Hace dos años se observó por primera vez ese fenómeno en una galaxia, vista de perfil, gracias al instrumento MUSE del telescopio europeo VLT, situado en Chile.
Desde la región central de su disco, emergían perpendicularmente dos conos de gas cargado de materia: los vientos galácticos.
«Ahora podemos generalizar esta observación en un gran número de estructuras», declaró Nicolas Bouché, experto del Centro de Investigación Astrofísica de Lyon (este de Francia).
El científico, que también participó en las observaciones de hace dos años, es uno de los firmantes principales del estudio publicado en Nature, que concluye que el fenómeno de los vientos galácticos parece «común» en las galaxias masivas.
Un conjunto de científicos, principalmente de institutos europeos, estudiaron una muestra de más de 160 galaxias, vistas de perfil o de frente y situadas a más de 7 mil millones de años luz.
El instrumento MUSE, un espectrógrafo de campo integral, permite observar la huella de elementos químicos, en nubes de materia extremadamente difusas y de baja densidad.
MUSE, con un gran tiempo de exposición del telescopio VLT en la muestra de galaxias, permitió dibujar la forma de los vientos que emergen, detectando el rastro de átomos de magnesio.
Explosiones de grandes estrellas
Esos vientos «resultan de las explosiones de supernovas, estrellas masivas que colapsan al final de su vida, a un ritmo de entre una y diez por siglo, según el tipo de galaxia», explicó a Afp Nicolas Bouché.
«A lo largo de millones de años, eso se va sumando, formando vientos galácticos», agregó el astrofísico. Esos vientos escapan de la galaxia, sobre todo, por su región central, pues es ahí donde hay mayor concentración de estrellas.
Los vientos, ricos en metales procedentes de las supernovas, como el magnesio, jugarían un papel clave en la formación de las estrellas dentro de las galaxias.
Pueden «acarrear un decrecimiento de la formación estelar», según Bouché, al perturbar el entorno en el que las estrellas se forman. También regularían la cantidad de materia disponible para crear esas estrellas, pues «cuanta más materia se llevan los vientos galácticos, menos queda para la formación estelar».
El fenómeno parece producirse en las galaxias más comunes, del orden de 10 mil millones de masas solares, inferior al de la Vía Láctea.
El próximo enigma por resolver será hasta dónde van esos vientos, que de momento fueron detectados hasta distancias de más de 30 mil años luz. Habría que compararlos con los halos galácticos, compuestos de una galaxia y de la nube galáctica que la rodea, unos conjuntos que pueden alcanzar perfectamente 10 veces esa distancia.
Se trata de «averiguar si esos vientos y la materia que contienen volverán a caer (a la galaxia por la atracción gravitatoria, ndlr) más tarde o si escaparán para enriquecer el medio intergaláctico», subrayó el científico.
Y eso, en una escala de tiempo que podría cuantificarse en «miles de millones de años».