El brasileño Daniel Alves, 47, sintió el augurio de la desgracia cuando el agua turbia le llegó a la rodilla. Al subir el nivel del río Jacuí, su edificio y todo su barrio en la ciudad de Canoas, en Rio Grande do Sul, quedaron sumergidos bajo varios metros de agua. Él y su familia de tres personas estuvieron aislados durante 24 horas, desesperados y a la merced del clima, hasta que los rescatistas pudieron alcanzarlos este sábado. Muchos de sus vecinos, así como él, lo han perdido todo en esta última semana a causa de las graves inundaciones causadas por un temporal de lluvias intensas que desató una de las mayores catástrofes climáticas de la historia reciente de Brasil. “Lo que está pasando es devastador. Creímos que la lluvia pararía, pero eso no pasó”, dice Alves al teléfono. “Esto no tiene explicación”.
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