Los estafadores se ceban con los latinos y dejan un agujero de 10.000 millones de dólares en Estados Unidos

El primer email le hizo mucha ilusión. “No se vende un cuadro de 1,22 x 1,22 todos los días”, explica María Paula Rennis. Esta artista argentina recibió a través de su página en Internet una oferta de compra por una de sus mayores piezas. La interesada era una mujer desde Nashville (Tennessee) que quería regalársela a su esposa por su aniversario de bodas. Se comunicaron vía mensajes de texto aunque Rennis, desde Nueva York, tenía la idea de hacer una videoconferencia para que pudiera apreciar mejor los colores de la obra. A la hora de hablar del pago, le ofreció cobrar a través de Venmo o Zelle, pero la compradora pidió pagar por cheque para evitar que su esposa, que gestionaba las cuentas de la pareja, viera el cargo de su regalo sorpresa.

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