A partir de hoy se hablará más de los que llegan que de quien está.
Quien llegará a Palacio Nacional recibirá toda la atención de aquellos que esperamos entender el nuevo panorama desde este lunes. Qué bueno, porque urge.
Es útil para eliminar el discurso de chairos contra fifís indebidamente puesto sobre la mesa de cada casa y arroparnos de nuevo en lo que nos distingue: nuestra identidad mexicana. Habrá quien goce con Eugenia León y otros con Luis Miguel, pero todos conocemos el sabor de las conchas de vainilla.
Urge entender que remamos para el mismo lado porque el mundo nos puso varios retos enfrente.
Uno. En lo político, las naciones marcan distancia y las guerras exigen definiciones. ¿Qué defiende este país exactamente? ¿Del lado de quiénes están los mexicanos?
Acá en casa, el gobierno saliente no pudo detener la violencia que atrapa familias en sus casas. Las carreteras ahora son para camiones y viajar de noche implica literalmente jugarse la vida ¿En qué invertiremos nuestra valentía?
Dos. En lo económico la cosa no está para fiestas. A lo mejor disgusta, pero el motor de la economía nacional se llama todavía Estados Unidos, que es el mejor cliente y desde allá llegan mensajes como éste:
“Los principales impulsores detrás del consumidor estadounidense notablemente resiliente están perdiendo fuerza al mismo tiempo, lo que sugiere que un reciente retroceso en la demanda de los hogares puede ser algo más que algo aislado”, publicó ayer Bloomberg.
Vamos a traducir: ya se les acabó el dinero ¿Cuál? El que repartieron sus autoridades durante la pandemia.
Recuerden que el dólar está devaluado por su abundancia. Los más recientes gobiernos de ese país solucionaron el atorón económico, en parte, fabricando dólares y repartiéndolos a sus habitantes, literalmente.
Ellos compraron casas, coches, smartphones, hamburguesas y todo lo que les pasó enfrente. Eso tiene un límite, ahora están usando ya sus tarjetas de crédito.
“Los ingresos reales disponibles han aumentado sólo modestamente durante el año pasado. La tasa de ahorro se encuentra ahora en su nivel más bajo en 16 meses, ya que los hogares han agotado en su mayor parte el dinero extra que guardaron durante la pandemia. A su vez, muchos estadounidenses dependen cada vez más de las tarjetas de crédito y otras fuentes de financiación para respaldar sus gastos”, detalló ese medio estadounidense, que continuó:
“Estos factores ayudan a explicar por qué el gasto real -que excluye el impacto de la inflación- cayó en abril, y los consumidores gastaron menos en automóviles, restaurantes y actividades recreativas. Dado que el mercado laboral también se está enfriando, empresas como Best Buy han notado un cambio en los últimos meses a medida que los compradores cambian a marcas más baratas”.
¿Si así están allá las cosas, qué podemos esperar acá? Un apretón.
Tres. La Caintra agrupa a las y los líderes de las empresas industriales más fuertes de Monterrey, que también son de las exportadoras más representativas del país.
En un sondeo mensual entre sus socios, 27 por ciento de ellos destacó una menor demanda externa, como un factor que obstaculiza a su compañía; eso es muy superior al 17 por ciento que respondía de esa manera apenas en noviembre.
El Banco de México también prendió alertas: “El peso mexicano exhibió episodios de volatilidad. Se anticipa que la debilidad de la actividad económica registrada en el último trimestre de 2023 se haya extendido al primero de 2024″, expuso el 9 de mayo cuando indicó que mantendría su tasa de referencia en 11 por ciento.
Aparte, la Secretaría de Hacienda anticipó que el año entrante debía reducir el gasto para pagar créditos usados en los gastos del final de este sexenio. Habrá menos dinero gubernamental.
Vaya, la violencia externa, la interna y un ventarrón económico a la vista no son alicientes para buscar más pleitos. Ya fuimos chairos y fifís. Seamos otra vez mexicanos.