‘¿Por qué la reforma al sistema judicial asusta a empresas de EU?’

En torno a los cambios constitucionales mi posición no está alineada con las advertencias más catastróficas. Atención, no los celebro.

Lean lo que el diario de negocios más influyente de Nueva York publicó ayer: “Las empresas estadounidenses están retrasando sus planes de inversión en México mientras analizan cómo afectaría una reestructuración del sistema judicial del país a la hora de hacer negocios con el mayor socio comercial de Estados Unidos”.

Es The Wall Street Journal, que bajo el título de esta columna añadió que firmas extranjeras están frenando unos 53 mil millones de dólares en proyectos de inversión.

Parece lógico. Las fortunas prolongan su llegada a un lugar en el que falta mucho tiempo para entender sus nuevas reglas ¿Pero por qué el miedo?

Ojo con esto: Entre los asesores de varios temerosos directivos de empresas están los economistas de bancos estadounidenses.

Va un ejemplo: Ernesto Revilla, el economista en jefe para América Latina de Citi, dijo que las reformas constitucionales socavarán gradualmente la vitalidad económica de México. “Esto se parece más a un cáncer que a un ataque cardíaco”, dijo en torno a las reformas.

Revilla fue citado con esas palabras por el medio financiero más influyente de Europa: el Financial Times, que se lee también en Nueva York. Y nadie quiere estar cerca del cáncer.

¿Quién es Revilla? Un ferviente creyente y defensor de las políticas económicas que finalmente pusieron orden en las finanzas públicas, al tiempo que convirtieron a México en una nación mediocre y de ingresos estancados durante dos décadas.

Graduado del ITAM y de la Universidad de Chicago, trabajó ocho años en Hacienda bajo la escuela de Agustín Carstens. ¿Eso lo descalifica para emitir opiniones? No.

Pero recuerden que bajo ese régimen, los funcionarios que controlaron la política económica durante el inicio de este siglo no vieron valor en entrenar a gente con conocimientos sofisticados en ciencia aplicada o tecnología avanzada. Generaron ingenieros obreros, no creadores.

Nunca vieron el ascenso de la economía del conocimiento ¿Política industrial? ¿Cuál?

Tampoco percibieron el valor político de controlar el precio de la gasolina; les ganaron la idea.

A Pemex la vieron en el mejor de los casos como una generadora de ingresos fiscales; en el peor, como un lastre. Marginaron la inversión en la compañía y contribuyeron al deterioro social de todas las ciudades petroleras del Golfo de México.

Advirtieron por años que aumentar el salario mínimo dispararía la inflación, a la postre la hipótesis resultó falsa.

La consigna fue mantener el grado de inversión ante las calificadoras, lo que no es poca cosa, pero tampoco refleja la ambición de generar una prosperidad nacional generalizada.

El lado positivo de su trabajo influyó en la atracción de inversiones de fábricas que detonaron la economía de Tijuana, Monterrey, Guanajuato, Ciudad Juárez ¿Y cómo le fue a la sociedad ahí? ¿Cómo están los salarios de los obreros? ¿Cómo está la seguridad y el ambiente con el que la gente lidia todos los días?

Dudo que esas inversiones en manufactura se detengan por completo por los cambios constitucionales. Éstas nunca llegan por caridad, sino por conveniencia para los accionistas.

Algunas o muchas seguirán llegando. Los abogados suelen incluir cláusulas con arbitrajes en el extranjero en los contratos de esas apuestas a fin de evitar el riesgo nacional ¿El régimen autoritario de China detuvo la inversión extranjera directa en ese país?

Ojo, si ya llegaron hasta aquí pensarán que me satisfacen las iniciativas de cambios constitucionales propuestos por Morena. No, siento que estamos del otro lado del péndulo. Como aquellos ignoraron el ambiente social, los nuevos cierran los ojos ante el impacto económico. No mostramos mucha evolución, francamente.

Para nuestra “suerte”, México podría emitir noticias negativas en días en los que muchas naciones lo hacen. No hay mucha claridad del destino que hoy debe tener el capital.

En el top 10 de inversión, al menos cinco naciones tienen severos retos económicos o sociales que pueden cambiar su sistema y elevar el riesgo en menos de un año: Estados Unidos, China, Brasil, Francia, Alemania, particularmente. Las inversiones tradicionales en México se miden a la luz de un mundo en desequilibrio.

La oportunidad verdadera de prosperidad está en las no tradicionales. Y eso requiere de invertir en cerebros y en calidad de vida. De eso he escrito aquí y pretendo seguir haciéndolo.