La cancillería rusa hizo público este martes que Moscú concluyó el procedimiento para abandonar de modo definitivo el Tratado de Fuerzas Armadas Convencionales en Europa (FACE), que Rusia inició en mayo pasado al denunciar el documento, en su tiempo considerado piedra angular de la seguridad europea al eliminar la ventaja cuantitativa que tenía la Unión Soviética en ese tipo de armas en el Viejo Continente.
El FACE, cabe recordar, fijó límites iguales –jurídicamente vinculantes y verificables– para la cantidad de tanques, carros blindados, artillería pesada, aviones de combate y helicópteros artillados que la Organización del Tratado del Atléntico Norte (OTAN) y el Pacto de Varsovia (su contrapeso militar del bloque socialista, ya desaparecido) podrían instalar entre el Atlántico y los Urales.
“A las 00:00 horas del 7 de noviembre finalizó el procedimiento establecido para retirarse definitivamente del FACE. De este modo, ese documento jurídico internacional, cuya vigencia se suspendió ya en 2007, para nosotros quedó como simple parte de la historia”, anunció el ministerio de Relaciones Exteriores de Rusia.
De acuerdo con la dependencia diplomática de este país, junto con el FACE, para Rusia también quedaron obsoletos el Acuerdo de Budapest de 1990, que definía los máximos de armamento para cada uno de los países del Pacto de Varsovia, y el Acuerdo de 1996 que restringía la presencia de fuerzas en los flancos tras la disolución de la Unión Soviética.
“Para los intereses esenciales de seguridad de Rusia, era inaceptable mantener el FACE, incluso de modo formal, debido a la responsabilidad directa de los países de la OTAN en instigar el conflicto en Ucrania, así como por continuar su expansión con el ingreso de Finlandia en la alianza y el estudio de una solicitud similar de parte de Suecia”, indica la cancillería.
Para Moscú, la OTAN demostró su falta de voluntad para negociar y, en relación con el FACE, cualquier intento de aferrarse a un acuerdo caduco, que no se corresponde con la actual situación internacional, “está condenado al fracaso” y eso, además, “puede destruir los mecanismos de cooperación en materia de control de armamento”.
Por eso, el Kremlin advierte que pretender garantizar la seguridad en Europa sin tomar en cuenta los intereses de Rusia está destinado al fracaso y dice adiós al FACE, “sin pena y completamenete segura de que tiene razón”.
La Casa Blanca reaccionó de inmediato, desde Washington, por voz del consejero de Seguridad Nacional, Jake Sullivan, quien declaró este martes que “Estados Unidos, a la luz de los cambios fundamentales ocurridos respecto al FACE, suspende a partir de este 7 de noviembre todos los compromisos que existían entre sí y los demás países firmantes del tratado”.
La OTAN también anunció, en su sede en Bruselas, que se desentiende del FACE “durante el tiempo que sea necesario, de conformidad con los derechos que le confiere el Derecho internacional”, ya que considera que la retirada de Rusia de este acuerdo es “la última de una serie de acciones que socavan sistemáticamente la seguridad euroatlántica”.