Antes de convertirse en su enemigo jurado, Michael Cohen fue el abogado personal de Donald Trump y se jactaba de ser su «pitbull». Ambos son esperados este martes en Manhattan, en un juicio civil que amenaza el imperio inmobiliario del ex presidente, que aspira a volver a la Casa Blanca.
Tras pertenecer durante mucho tiempo al círculo cercano a Trump, antes de ser condenado a tres años de prisión a finales de 2018 en un caso de pagos ocultos para proteger la reputación de su exjefe, Michael Cohen está llamado al estrado de los testigos en el decimoquinto día de este juicio civil, que se prolongará hasta Navidad.
Donald Trump, acusado junto a dos de sus hijos, Eric y Donald Jr, y dos directivos de la Organización Trump, de haber sobrevalorado en varios cientos de millones de dólares el valor de sus campos de golf, residencias y rascacielos neoyorquinos en la década de 2010 para obtener préstamos más ventajosos de los bancos, tiene previsto asistir a la vista, lo que anuncia un tenso cara a cara entre los dos hombres que ahora se profesan un odio tenaz.
En X (antes Twitter) Michael Cohen prometió decir «la verdad», «independientemente de la campaña de difamación y acoso que Donald (Trump) sigue librando contra mí».
En otro post, añadió un dibujo en el que se le ve detrás del favorito en las encuestas de las primarias republicanas, con un fondo de barrotes de prisión y la frase dirigida a su antiguo jefe: «Vamos a llevarte de vuelta a tu celda».
El exabogado, que se describe como arrepentido, será también uno de los principales testigos de cargo en uno de los cuatro futuros juicios penales de Donald Trump, en Nueva York en marzo de 2024, sobre pagos para encubrir asuntos embarazosos durante las elecciones presidenciales de 2016.
Él mismo pagó 130,000 dólares a la actriz porno Stormy Daniels para que guardara silencio sobre una supuesta relación con Donald Trump.
Michael Cohen ya ha sido condenado por este caso e insiste en que actuó por orden de su antiguo jefe.