El presidente ucraniano, Volodimir Zelenski, se enfrentó directamente a Rusia en el Consejo de Seguridad de la ONU, donde denunció la invasión de Moscú de «criminal» e instó a poner fin a su derecho de veto, antes de reunirse con su homólogo brasileño, Luiz Inacio Lula da Silva.
Ataviado con el uniforme militar que se ha convertido en su seña de identidad, Zelenski se sentó por primera vez desde la invasión de febrero de 2022 en la misma sala de la ONU que el representante ruso, quien mostró más interés por su teléfono.
«La mayor parte del mundo reconoce la verdad sobre esta guerra», dijo Zelenski. «Es una agresión criminal y no provocada de Rusia contra nuestra nación con el objetivo de apoderarse del territorio y los recursos de Ucrania».
Zelenski urgió a la ONU a que vote para despojar a Rusia de su poder de veto en el Consejo de Seguridad.
«Es imposible detener la guerra porque todos los esfuerzos son vetados por el agresor o por aquellos que aprueban al agresor», afirmó.
Zelenski repitió la postura ucraniana de que el poder de veto pertenecía a la antigua Unión Soviética -uno de los vencedores de la Segunda Guerra Mundial tras la cual nació la ONU- y no a la Rusia del presidente Vladimir Putin.
Protestas de Rusia
El jefe de la diplomacia rusa, Serguéi Lavrov, que llegó al Consejo de Seguridad una vez que Zelenski se había ido, se burló de la idea de poner fin al veto ruso y lo describió como una forma de frenar el poder occidental.
«El recurso al veto es una herramienta absolutamente legítima recogida en la Carta (de la ONU)», dijo Lavrov.
Lavrov denunció a Zelenski, que pretende recuperar todo el territorio ocupado por Rusia en su país, por no negociar y pidió la intervención de su homólogo estadounidense, que miraba a Lavrov mientras hablaba.
Dirigiéndose a Antony Blinken, dijo: «No creo que sea muy difícil dar una orden para que Zelenski levante el decreto» que prohíbe las negociaciones.
Blinken, que se había reunido con Lavrov antes de la guerra para advertirle contra una invasión, ha evitado citarse con él desde entonces. Tampoco tenían previsto conversar en Nueva York.
Tensiones desde el inicio
Antes de que Zelenski tomara la palabra, Rusia cuestionó que le dejaran hablar en primer lugar, decisión que tomó Edi Rama, primer ministro de Albania, que ostenta la presidencia temporal del Consejo de Seguridad.
El embajador ruso en la ONU, Vassily Nebenzia, que pidió la palabra en repetidas ocasiones, dijo a Rama que dejar que Zelenski, un antiguo cómico, compareciera corría el riesgo de «socavar la autoridad del Consejo de Seguridad».
Rama respondió con calma pero con creciente enfado: «Aquí hay una solución: usted detiene la guerra y el presidente Zelenski no tomará la palabra».
El secretario general de Naciones Unidas, António Guterres, que abrió la sesión, criticó duramente a Rusia y dijo que su incursión en Ucrania «está agravando las tensiones y divisiones geopolíticas, amenazando la estabilidad regional, aumentando la amenaza nuclear y creando profundas fisuras en nuestro mundo cada vez más multipolar».
Putin, que no suele viajar a la ONU, tampoco estuvo este año. Además de enfrentarse a una orden de detención emitida por el Tribunal Penal Internacional, ha evitado participar en reuniones de alto nivel, donde los países occidentales tratan de aislarlo.
En su intervención ante la Asamblea General el martes, Zelenski afirmó que las deportaciones de niños ucranianos a Rusia -que desencadenaron la orden de detención contra Putin- son un «genocidio».
También advirtió que la guerra afecta a todo el mundo, pues Rusia utiliza los alimentos y la energía como «arma».
Algunos países en desarrollo han criticado la atención prestada a Ucrania, que ha recibido unos 43.000 millones de dólares en ayuda militar solo de Estados Unidos.
«Hablar, más barato que la guerra»
Zelenski también se reunió con su homólogo brasileño. «Era la reunión que debía ocurrir», dijo Lula a la salida del esperado encuentro.
«Oí la historia de Zelenski, le hablé de la necesidad de trabajar para construir la paz, la necesidad de encontrar un grupo de países amigos que pudiera construir una propuesta que no fuese ni de uno ni de otro» de los protagonistas de la guerra, añadió.
«La negociación en una mesa sale mucho más barato que una guerra. No tiene víctimas, no tiene muerte y no tiene tiros», precisó Lula, para quien es «importante construir un ambiente de negociación».
«Sé que es difícil tanto para él como para Putin», señaló, antes de recordar: «nadie va a tener el 100% en una guerra, nadie consigue ganar todo. No es solo la derrota del enemigo, es la construcción de una paz duradera para que nunca más ocurra una ocupación territorial».
Después de haber acusado a Zelenski el año pasado de ser «tan responsable como Putin» de la guerra, y se negara, ya como presidente, a suministrar armas a Ucrania como otros países occidentales, el mandatario sudamericano suavizó después su discurso y se ofreció a mediar.